Ceremonial
CEREMONIAL DE LA ENTRONIZACIÓN
DE LOS SAGRADOS CORAZONES DE JESÚS Y DE MARIA EN LOS HOGARES, PAÍSES Y DEMÁS INSTITUCIONES SOCIALES
Es costumbre muy recomendable comenzar la Entro de bienvenida y cantar el himno de los sagrados corazones.
HIMNO
¡Reinen por fin Sagrados Corazones!
entren aquí que el tiempo ya llegó
canten y bailen llenos de alegría
porque Jesús muy pronto vencerá.
Vengan aquí, María nos reune
para formar: «Su ejercito de Paz»
¡reinen por fin Sagrados Corazones!
no tarden más pedimos por piedad.
Es la unidad Sagrados Corazones
que ha de reinar en todo corazón
para formar el reino prometido
reino del Amor, justicia y santa paz.
Ya lo juré Sagrados Corazones
siervo seré de vuestro eterno Amor.
Siempre seré esclavo de María
para construir el reino de su Amor.
Hágase en mí, en los cielos y tierra
su voluntad, reflejo de su amor.
¡Reinen por fin Sagrados Corazones!
y así se hará la voluntad de Dios.
BENDICIÓN DE LAS IMÁGENES
Se bendecirá la imagen, diciendo:
-Nuestra auxilio esta en el nombre del Señor.
–Que hizo el cielo y la Tierra.
-El Señor sea con ustedes.
-Y con tu espíritu
OREMOS
Omnipotente y sempiterno Dios, que no repruebas el que se pinten las imágenes (o se esculpan las estatuas) de tus Santos, a fin de que cuantas veces las veamos con los ojos de nuestro cuerpo, otras tantas veces nos determinemos a imitar los ejemplos de su santidad: te rogamos que te dignes bendecir y santificar esta Imagen (o estatua) hecha en honor y memoria de los amantísimos Sagrados Corazones de Jesús y de María, concédenos que cuantos ante ella procuremos honrar y consolarlos, obtengamos por sus méritos infinitos e intercesión, las gracias en la vida presente y la gloria en la Eterna. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.
-Amén.
Rociada la imagen con agua bendita, se entona un canto a los Sagrados Corazones, mientras se ordena la procesión hasta el lugar donde va a quedar colocada la imagen, como en su trono, adornada, si fuera posible, con algunas flores.
Mientras se coloca la imagen, reafirmamos nuestra fe rezando con mucho amor y fervor el Credo, como testimonio explicito de la fe de todos los presentes. Después de los aplausos y aclamaciones se les invita a escuchar atentamente la explicación de la importancia de la entronización.
ACTO DE CONSAGRACIÓN
A LOS SAGRADOS CORAZONES DE JESÚS Y DE MARÍA
(Rezado, si es posible, por el jefe de la familia.)
Corazón Sagrado de Jesús que has manifestado a Santa Margarita María el deseo de reinar en las familias cristianas y de ellas a toda la sociedad, venimos hoy a proclamar tu Realeza, la más absoluta, sobre la nuestra. Queremos vivir en adelante de tu vida, consagrados también al corazón de la Virgen María, tu madre. Queremos hacer florecer en nuestro hogar, sociedad y nación las virtudes a las cuales prometiste la paz aquí en la Tierra, queremos desterrar lejos de nosotros el espíritu mundano que Tú maldijiste.
Reinarán en nuestra inteligencia por la sencillez de nuestra fe, reinarán en nuestros corazones por el amor sin límites en que arderán por Ustedes, y cuya llama alimentaremos con la recepción frecuente de la divina Eucaristía.
Dígnense, ¡oh Sagrados Corazones!, presidir nuestras reuniones, bendecir nuestras empresas espirituales y temporales, ahuyentar nuestros pesares, santificar nuestras alegrías, aliviar nuestras penas. Si alguno de nosotros tuviera la desgracia de afligirles, acuérdense, ‘oh amantísimos Corazones de Jesús y de María!, de que son buenos y misericordiosos para el pecador arrepentido. Y cuando llegue la hora de la separación, cuando la muerte venga a cubrirnos de luto, todos, tanto los que partan como los que queden, estaremos sumisos a sus decretos eternos y nos consolaremos con el pensamiento de que llegará un día en que todas las familias reunidas en el cielo cantarán para siempre su gloria y sus beneficios.
Dígnense oh Sagrados Corazones de Jesús y de María a cuyos servicios queremos vivir y morir y bajo el cuidado y patrocinio del glorioso Patriarca San José presentar esta consagración, y recordárnosla todos los días de nuestra vida.
Corazón Sacratísimo de Jesús; se mi camino y mi luz (tres veces)
Corazón inmaculado de María; se mi defensa y mi guía (tres veces)
A los Sagrados Corazones de Jesús y de María; Honor y gloria, por los siglos de los siglos. Amen
Uniéndonos todos en un solo corazón, presentes y ausentes, vivos y difuntos, evocando su recuerdo, recemos un Padrenuestro y un Ave María.
ORACIÓN
Deberá ser rezada por el sacerdote y toda la familia y si se entroniza alguna otra institución o nación, participan todos los concurrentes.
Gloria-a los Sagrados Corazones de Jesús y María cuya misericordia ha sido infinita-con los miembros-de este-cristiano hogar-(nación o institución), al escogerlo-entre millares-como herencia-de amor-y santuario-de reparación-por las ingratitudes-humanas.
Con cuánta confusión-Sagrados Corazones de Jesús y de María-esta porción de su rebaño fiel-acepta-el honor insigne-de verlos presidir-nuestra familia, (institución o nación). Cómo los adoramos-en silencioso fervor y nos regocijamos-al verlos compartir-bajo el mismo techo,—las fatigas-los afanes–y también las alegrías-de estos hijos suyos.-Verdad es-que no somos dignos-de que entren-en nuestra humilde morada,-pero Tú Jesús-dejaste escapar-de tus labios divinos-aquellas palabras-que nos tranquilizan-cuando nos revelaste-la hermosura-de tu Divino Corazón-_y nuestras almas-que tanta sed tienen de Ti-¡oh Buen Jesús!-hemos encontrado-en la preciosa herida de tu Costado-las aguas vivas-que brotan-hasta la vida eterna.
Así, pues,-arrepentidos y confiados-venimos-a consagrarnos-a Ustedes-que son-la vida inmutable.-Quédense entre nosotros-‘oh Sagrados Corazones!,-.–pues sentimos-ansias supremas-de amarlos y de hacerlos amar,-porque Ustedes son-el fuego divino-que ha de abrasar al mundo-para regenerarlo.-¡Oh, sí! Que esta casa, (institución o nación)-sea su refugio-tan dulce-como el de Betania, -donde encuentren descanso y consuelo-en las almas amigas-que hemos escogido-la mejor parte–en la intimidad-venturosa-de sus amorosos corazones-Sea esta-familia, (institución o nación)-el asilo pobre,-pero cariñoso,-de Egipto-en el destierro-de sus enemigos.
‘Ven, divino Jesús,-ven amadísima María,-pues en esta casa, (institución o nación)-se les ama con entrañable amor-Vengan a llenar-con su dulcísima presencia-los vacíos y soledades-que la muerte-el pecado y la desgracia-han dejado-entre nosotros.-¡Oh, Jesús, si Tú,-con tu amantísima madre hubieran estado-en nuestras horas de duelo,-cómo se hubieran endulzado-tantas lágrimas,-y cuánto bálsamo de paz-hubiéramos sentido-en aquellas heridas secretas-que sólo ustedes conocen y comprenden.
¡Vengan-porque se acerca,-tal vez-para nosotros,-la tarde angustiosa-de nuevos pesares-y sufrimientos. Ya declina-el día fugaz-de nuestra juventud-y de nuestras ilusiones.-Quédense con nosotros-porque ya anochece-y el mundo malvado y perverso-quiere envolvernos-en las tinieblas-de sus negaciones, –vicios-y vanidades, violencia y apostasía, pero nosotros-nos acogemos a ustedes-porque los queremos como nuestros Reyes y Dueños absolutos, porque en ustedes encontramos el Camino-la Verdad-y la Vida.
Exclama, Jesús amado -como en otro tiempo:-<<Es preciso-que desde hoy-me den hospedaje-aquí en su casa, (nación o institución).>>
(todos juntos con mucho amor y fervor)
Sí, Dios mío,-establece aquí tu tabernáculo-a cuya sombra vivamos,-en tu compañía,-nosotros-que te proclamamos–nuestro Rey y a María nuestra Reina y Madre -porque no queremos-que nada ni nadie-reine sobre nosotros, sino solamente ustedes. Renunciamos a cualquier otro intruso que quiera usurpar su realeza y soberanía sobre nosotros en nuestra familia, (nación o instituciones).
Vivan siempre amados,–bendecidos-y glorificados-en este hogar, (nación o institución) los Sagrados Corazones triunfantes-de Jesús y de María!-Venga a nosotros-su reino. –Amén.
Récese en alta voz una SALVE para cerrar con júbilo la ceremonia de entronización.
Honor y gloria a los sagrados corazones de Jesús y de María, Amen. (Tres veces).
Se invoca la intercesión de San José, Santa Margarita María, Santa Faustina y los Pastorcitos de Fátima.
Diciendo «rueguen por nosotros»