Hora Santa
La devoción de la HORA SANTA tuvo su origen en la oración que Jesús hizo en Getsemaní, la víspera de su muerte en la noche del Jueves al Viernes Santo.
Consiste en pasar una hora entera en oración, de las once a las doce de la noche de ese día todas las semanas. Su institución se debe a Nuestro Señor mismo, que la pidió a su fiel sierva Sta. Margarita María en estos términos: «Todas las noches del Jueves al Viernes, te haré participante de aquella mortal tristeza que quise sentir en el huerto de los Olivos… Y para acompañarme en la humilde oración que presenté entonces a mi Padre, te levantarás entre once y doce de la noche, y prosternada pegando el rostro con la tierra, tanto para aplacar la ira divina, pidiendo gracia para los pecadores, como para endulzar de alguna manera la amargura que sentí por el abandono de mis Apóstoles, el cual me movió a reprenderlos, por no haber podido velar una hora conmigo«.
Resulta, pues, de estas palabras que la Hora Santa es una de las prácticas más queridas del Corazón de Jesús. Tiene por objeto consolarle de la ingratitud de los hombres, reparar las ofensas de los pecadores, obtener gracias particulares para los agonizantes, para las personas afligidas; y en fin, animarnos a una viva contrición.
Se puede hacer la Hora Santa delante del Santísimo Sacramento, o transportándose en espíritu al pie de un Tabernáculo.
No hay señalado para emplear devotamente la Hora Santa, ninguna meditación particular; pero las palabras de Nuestro Señor, indican que conviene meditar su dolorosa agonía, sus profundas humillaciones, y su amor pagado con tantas ingratitudes; así como pedir por el perdón de nuestros pecados, y por los que se han cometido a través de los siglos.
Doce métodos distintos para todos los primeros Jueves del Año; tres especiales para las festividades del Corazón de Jesús, Corazón de María y Jueves Santo y siete nuevos Ejercicios.
He aquí una práctica eminetemente divina, no sólo en su fin, sino por su origen inmediato. Jesús, hablando a su sierva Margarita María, en 1674, le dice terminantemente desde el misterioso Tabernáculo de Paray-le-Monial: «Todas las noches del jueves al viernes te haré participar de la mortal tristeza que quise padecer en el Huerto de los Olivos; tristeza que te reducirá a una especie de agonía más dificíl de soportar que la muerte. Y para acompañarme en aquella humilde plegaria, que entonces presenté a mi Padre, te postrarás con la faz en tierra, deseosa de aplacar la cólera divina y en demanda de perdón por los pecadores.» Tal es la palabra de imperiosa misericordia que estableció, en la primera aurora de la devoción al Corazón de Jesús, la práctica de incomparable hermosura que llamamos la Hora Santa.
(Es posible descargar las horas santas en la sección de descargas o bien al principio de cada página).
Horas Santas:
IV – Para los amigos del Sagrado Corazón
V – Marzo y víspera del Corazón Inmaculado de María
VII – El calabozo del Jueves Santo y la Prisión permanente del Sagrario
IX – El Reinado íntimo, familiar y social-nacional del Corazón de Jesús
X – Junio Primera de las almas atribuladas
XI – Julio Ultraje a Nuestro Señor
XII – Para los apóstoles de vida interior
XIII – Agosto. Glosa de las Siete Palabras
XIV – Septiembre y Jueves Santo
XV – Segunda para las almas atribuladas
XVIII – La Pasión de Nuestro Señor en Jerusalén, en el altar y en las almas
XIX – Diciembre. Las cinco peticiones del Corazón de Jesús
Homenaje de adoración y vasallaje a Cristo Rey
Acto de consagración del género humano al Sagrado Corazón de Jesús